lunes, 27 de agosto de 2018

Fin Patriarcado.


Hace unos días estaba volviendo de ensayar a eso de las 10 de la noche. No era una noche muy distinta a cualquier otra en la que vuelvo tarde a casa. Pocos autos en las calles y mucha menos gente en las veredas. Abrigado por el frió que empezaba a bajar me propongo a esperar el micro. En un momento, no sabría decir cuando, aparece el micro, me subo, pago el boleto y mi deseo de encontrar un lugar para poder sentarme se encuentra anulado porque, a diferencia de la vereda, se encontraban todos los asientos ocupados. En el transcurso del viaje sube una chica de unos veititantos. Llevaba una minifalda muy corta y un escote muy pronunciado. No hubo pasajero alguno que no se haya quedado mirándola, es mas, un hombre le termino cediendo el asiento, y la verdad que no entendí muy bien el por que; si hacia 5 paradas que personas mayores venían viajando parados. Da igual, no importa eso porque ella no lo termino aceptando. Lo que si importa es la cara, el gesto y la contestación del hombre ante la negativa de la chica.
Al principio me pregunte como se iba a negar pero eso se lo atribui al cansancio y el deseo que tenia yo de estar viajando sentado y me olvide y empece a prestarle mas atención al gesto del tipo, no al primero sino que al otro, al que le salio ante la negativa de ella ( ambos, el primero y segundo, fueron motivados por lo que llevaba puesto la chica)
Acaso no puede vestir como se  le dé la gana? En vez de criticarla e insultarla no tendría que felicitarla por haber tenido los ovarios de salir así de la casa.
Y en ese momento me di cuenta de que era lo que, como yo, había aprendido. Que toda su vida fue lo que le habían enseñado. No sus padres, o si, no se. Todo lo que lo rodeaba: el colegio, la televisión, las películas, incluso en las infantiles. Tanto a el como a mí era lo que nos habían puesto en la cabeza, que eso estaba bien y la verdad es que no.

Patriarcado: forma de organización política, económica, religiosa y social basada en la idea de autoridad y liderazgo del hombre, en la que se da el predominio de estos sobre las mujeres. 
Las creía dramáticas, exageradas. Que solo pintaban paredes y destruían vía publica.
Las llame rebeldes, exageradas, conflictivas. Que acaso no se sienten culpables por lo que hacen? Tampoco es para tanto...no, para, si es para tanto e incluso para mucho mas.
Quizás deberíamos oír, ver y callar, cómo tiempo atrás, pero la realidad es que no. No deberíamos.
No deberían reimplantarse, aunque sea por un instante, que ya lograron demasiado y que deberían conformarse? No, la verdad que no porque todavía siguen sin poder elegir sobre su propio cuerpo. Porque todavía siguen caminando con miedo. Porque todavía siguen muriendo. 
Un escote muy pronunciado, la pollera muy corta y ese maquillaje... es obvio... ibas provocando y querías que te griten, que te digan piropos, querías que te cojan. Es tu culpa, sabes que no tenes que ir sola por la calle a esas horas. Sos muy buena onda conmigo es obvio.
Excusas horribles y banales de toda la vida, algo así como un argumento universal  que justificaba la atrocidad. 
Dentro de nuestra lógica absurda hay mujeres de una noche y mujeres para toda la vida; las primeras son unas putas que no merecen ser respetadas pero las segundas se hacen respetar. Nos lo creímos y les hicimos creer al punto que algunas se sentían orgullosas de no haber explorado su sexualidad, de no haber disfrutado su sexualidad.
Esas historias de príncipes azules y princesas en problemas. La bruja mala y el corcel indomable, que obvio, solo nosotros podíamos domar. Matar al dragón con nuestra afilada espada, subir a la torre mas alta del castillo y salvarte la vida porque obvio, vos sola no hubieses podido. Tratábamos de esconder que fuera de esos cuentos de fantasia ustedes luchaban diariamente con algo peor que un dragón, con nuestro machismo. Y que no siempre lograban ganar.
Nos encargamos de mantener vivo ese cuento de la doncella indefensa cautivada entre cuatros paredes. Esa doncella que no iban a poder contra la bruja fea, gorda y mala; porque claro, ese es el estereotipo de lo que no nos gusta.
Que mal que nos haya salido tan bien. Que mal que nuestro plan nos haya salido tan a la perfección, que no haya tenido ni siquiera el mas mínimo error. Que mal que no hayamos dejado que salgan antes a la calle, unidas y fuertes, a reivindicar lo que es suyo. Pero entiendo, fuimos muy convincentes.

Las engañamos. Decirles que tenían que callar. Cada mirada lasciva, palabras inapropiadas, un roce, golpe y arremetida. Todo era sin mala intención. Solamente estábamos cansados de trabajar todo el día mientras ustedes se quedan en casa. Todo el mundo se equivoca, tampoco es para tanto. Que somos sus novios, sus jefes, sus maridos, sus compañeros y amigos... claro, no es para tanto, son ellos.
 Así que acá estoy; acá estamos. Tantos que eramos y fuimos como ellos. Tantos que no queremos ser mas. Tantos que nos dimos cuenta que ya están cansadas, están hartas. Tantas generaciones en silencio. Tantas palabras que les golpean la garganta. Leyes, miedo e injusticia. Tantas vidas destrozadas y tumbas cavadas.
Así que acá estoy para seguir des-construyendome.

Aca estoy para decirte a vos que me hacía pensar que obraba bien. A vos que tanto las manipulaste y utilizaste. A vos que las engañabas. A vos que no podes formar parte de este cambio.
A vos te digo Hasta nunca patriarcado. 

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