domingo, 31 de diciembre de 2017

Resucite.

Lo dije, he crecido. Dosmildiecisiete de alguna manera fue un buen año, por partes, todo fue azul brillante. Esperando a que me anime a jugar. Lo se, este es otro round. Otra oportunidad.

El sueño ya es diferente, la vida ha cambiado tanto. Ya juego a probarme los pantalones largos y ser todo un adulto, intento tomar las riendas de mi camino. He crecido. Los miedos de niño son un recuerdo fugaz (igual todavía tambaleo). Nadie me dijo lo bien que me iba a sentir cuando crezca y logre entender (o si lo hicieron) 

Este fue el año en el que aprendí a quererme más, a cuidarme como merezco. Quizá pueda entender que ya soy artífice de mi futuro. Que mis decisiones tienen consecuencias. Que la vida no siempre juega de mi lado pero de igual manera puedo meterle un par de goles.
Doy por hecho que ya no. Que sigo siendo pero ya no soy. Conmigo, ya no.  Doy por hecho que nunca volveré a ser,  o que tal vez nunca fui.


Doy por hecho que este Dosmildiecisiete (si, así, todo junto, porque paso todo así, junto) me dio contra la pared y me dejo roto en mil pedacitos. Pero también me  arreglo pieza por pieza hasta dejarme como nuevo.
Doy por hecho que en este Dosmildiecisiete una parte de mi resucito. Resucite porque me morí en el alma.
 No fue nada raro: uno en la vida se muere un montón de veces. Casi nunca te das cuenta: te caes, te destrozas, te mueres, te velas, te lloras vos solo y te entierras. Porque somos seres de un día, y está bien tener muchas vidas. Hay que morir para enterarse de las cosas. Así que me morí. 
Me morí de alma y me deje estar. Vivía sin importancia. Vivía a media maquina haciendo todo lo que me apasiona por la mitad, sin  que me motive. Me dejaba estar. Era una especie de zombie emocional.

Pero resucite. 

Lo hice de a poco, esporadicamente, pero todo junto. Resucite la mañana densa al lado de la máquina de café, cuando no podía decidir entre un cortado y un negro y una compañera de facultad, por que le nació y por que ella es vida, me pregunta si necesito un abrazo. Y me lo da sin esperar respuesta. Resucite cuando mi mejor amiga me dijo todo eso que no quería escuchar, porque aunque uno ya no se acuerde, ella no se olvida quién soy. Resucito cuando ella hace todo lo necesario para que nunca vuelva a olvidar.
 Resucite gracias a mis amigos, esos que son medios raros e inmaduros y que te dan la impresión de que nunca te ayudarían en cuestiones serias pero aun así te dejan dormir en un tren al que me subí aun sin saber por que . Resucite mientras dormía, porque ellos saben lo que de verdad importa. Mi viejo, Mi hermana, Mi segunda madre, mi abuela y hermano (aunque no sean ni mi abuela ni hermano) Resucite gracias a ellos. Resucitt las mañanas en las que me cuesta levantarme pero, aún así, me levanto, porque me cuesta mucho, pero se que en unos días no me costará nada. Uno resucita cuando ve que vale la pena. Resucitas por que vales la pena.

Reucite por que
"Ya no tengo paciencia para algunas cosas, no porque me haya vuelto arrogante, sino simplemente porque llegué a un punto de mi vida en que no me apetece perder más tiempo con aquello que me desagrada o hiere”. Meryl Streep

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Me arrepiento pero me gustas por mas que no quiera.

Anoche quise decirte algunas cosas pero no pude. Siempre es difícil decir lo que pienso o siento cuando te tengo cerca. Por eso elijo la mentira o el disimulo, para esconderme. Porque aunque no lo parezca, con vos callo muchas cosas.
Esto podría explicar muy bien por qué estás leyendo esto mediante una pantalla en vez de estar escuchándolo desde mi boca. ¿Cómo es que estoy tan seguro de que lo vas a leer? Porque si, lo vas a leer. O en su defecto voy a hacer que llegues a leerlo.
Ya me conoces, ¿no?
Para mí es más fácil expresarme por acá que tener que hacerlo frente a tu mirada que tan linda es. 
Y la verdad es que no quiero que me gustes. Nunca lo quise. No quiero que me parezcas hermosa cuando estas sonriendo, incluso cuando no.
No quiero estar en esta situación donde todo lo que hagas me parezca perfecto. No lo quiero.
"Ilusionarme" cada vez que veo que me das un poquito de espacio es algo que no deseo porque cansa (y duele). Aguantarme las ganas de darte un beso cuando te veo. Poner esa sonrisa tonta cuando me hablas. Pelear por lo intenso que somos. POR SER INTENSO con vos.

Sé que soy frágil y me rompen con facilidad, y con vos, no quiero eso. Me podes llegar romper. Ojo, no con intención de hacerlo pero si por como sos. Tu personalidad es muy arrolladora. Muy vos.

No quiero estar en el limbo de tu incertidumbre. En el si. En el no. En el no sé.
Un día decís A y al siguiente, dependiendo las circunstancias y tu estado de animo decís B. o C. o D. Ya ni eso tengo claro.
Acomodarme a tus dudas, el tener que adaptarme y moldearme a lo que sientas en cada momento. No quiero.
No quiero presionarte, pero me sale así. No quiero que al leer esto te alejes y apartes ni alejarme y apartarme. Va a doler.

No quiero que me gustes, pero me gustas.
Aunque me la de contra una pared y me tengan que juntar en pedacitos, me gustas.
Compartir cada mínimo momento con vos me alegra. Hacerme el tonto y mirarte de reojo para ver si me prestas atención, y cuando lo haces, mirar para otro lado como si tuviera 15 años.
Ponerme incómodo en los silencios que dicen. Disfrutar de esos silencios que dicen todo eso que yo no me animo a pronunciar.
Me gustas, te veo en crisis y me gustas mas. Me gustas  porque en ese estado te dejas ver tal cual sos. Me gusta que me provoques cosas, que hagas que sea una ensalada de emociones.
Me gusta verte sonreír, porque te queda mas lindo.

Me gustas pero me arrepiento que me gustes.
 Me arrepiento de no haberme dado cuenta antes que mejor no. De no haberlo aceptado, por que para ser franco, ya lo sabia. Me arrepiento de cada vez que me la di contra la pared y tuvieron que juntarme a pedacitos. Me arrepiento de haber dejado que seas egoísta conmigo ( y te lo vuelvo a decir, no con intención por que no sos así, no lo harías). De no haberte mandado a la mierda y destrozarte a palabras en el momento que puede hacerlo, no te lo merecías.
Nunca tuviste en claro nada de lo que pensabas (de lo que sentías). Tu accionar siempre fue confuso. Nunca claro. Me arrepiento de haber sido tu confusión.
Me arrepiento pero me gustas por mas que no quiera.
Hoy prefiero dejar todo acá, por los dos. Por mi.




lunes, 13 de noviembre de 2017




No insistas. 
No fuerces nada. 
No pienses que fallaste porque las cosas no llegan en los tiempos que vos deseas.
Espera, que si te lo mereces, todo aquello que deseas llega.

lunes, 6 de noviembre de 2017

Crecí.

Lo decidiste de un día para otro. Así, calladito, como solías hacer todo. Pasando desapercibido. Incluso hasta para mí. Todo de manera unilateral. Nada de salir por la puerta de delante. Nada de hacer las cosas medianamente bien. Decidiste huir, cual cobarde, por la puerta de atrás. Por qué se supone que uno es siempre el último en enterarse de lo que pasa. Y te fuiste así, calladito. Nada que ver con cómo entraste en mi vida. Poniendo todo patas arriba. Desordenándolo todo en mi ya desordenado universo. Y el caos. Y otra vez caos. Ese caos se fue con vos. Se ha ido por la puerta de atrás, sin hacer ruido y con excusas de por medio. Las excusas, y probablemente la conciencia, que pesa sobre como una losa de mil toneladas. De ahí que lo hicieras con la cabeza gacha.
No te creo nada. 
Perdona que sea tan directo, pero es que es así. Dicen que la verdad duele. Que a veces la verdad se clava como un puñal en el corazón. Y en el alma. Antes me preguntaba quién o que (te) detonó la bomba. Pero bien, ahora solo pienso en reconstruir todo lo dañado. Y no sé, ya no sé qué hizo que todo en mi explotara. Que quisiera escapar, que cambiara de repente. Volatilidad de sentimientos. Permíteme decirte que no, que no soy tan tonto como creíste. Por qué. Por qué. Por qué. Cuántas veces me hice la misma pregunta. Cuántas veces me rompí la cabeza buscando un por qué a este rompecabezas que creo que nunca va a encontrar la ficha que falta. Y no porque no lo haya intentado. Sí, pero no. Sí. No. Sí. No. Sí. No.
No lo entiendo. Y sigo sin entender, a pesar de haberlo intentado. A veces te odio, a veces quisiera gritarte a la cara el daño que me has hecho. Que todo este tiempo me he sentido defraudado y decepcionado por saber que deje que  me invadieras. Lo imbécil que me siento por ser el último en enterarme. Me encantaría gritarte a la cara que ahora puedo ser fuerte. Que soy fuerte. Que  no todo lo que ves es pura fachada, que a veces estoy jodido por dentro, pero que son mas las veces que no. Que te has llevado un pedazo de mi alma y medio de mi ser, y que  corría por mis venas como si fuera una droga de las buenas.
Me cambiaron de la peor de las maneras.
¿Saben qué?  Seguramente pasarán días, semanas, meses o incluso años. Y un día, sin saber por qué, quizá me los vuelva a cruzar un día cualquiera, y vuelva a caer. Pero no va a importar porque aprendí a como tener que sobrellevarlos. Porque aprendí a como tratar con el miedo, la culpa y el dolor.
Crecí.

jueves, 26 de octubre de 2017

Y un algún día...




Y algún día nos cruzaremos en un bar o en el micro. Fingiremos no reconocernos o no vernos, nos apartaremos rápidamente. Sentiremos vergüenza por lo que ha sido de «lo nuestro», por no haber tenido el valor necesario en el momento correcto, por lo que ha quedado. Nada. Dos extraños con un ficticio pasado común, por el que tanto tiempo y con tanto descaro se habían dejado engañar.

Poner nuestra mejor cara de andar preocupados por el parcial que se nos acerca. Por pagar el alquiler para que no nos desalojen o algo tan simple como el hecho de saber que vamos a comer esa noche. Pondremos nuestra mejor cara de algo como escudo que nos proteja. Nos proteja de ese cruce de miradas incomodo y miedoso.

domingo, 1 de octubre de 2017

Las paqueñas caricias al alma son las que nos hacen seguir.

“En tiempos de destrucción, crea algo…” Maxine Hong Kingston
Algo que tienen los chinos es que siempre tiran frases como estas. Por lo generar las paso por alto, salvo que me caigan justo.

Creo que a cada instante estamos creando, no solo en tiempos de destrucción. La vida la construye uno. El sentido y ritmo que toma esta lo construye uno y en eso estaba fallando.

Algo que descubrí es que me puedo enredar tanto a la hora de vivir. El hecho de disfrutar lo simple siempre terminaba en algo complejo y enredado por causa de las formas en que construía. Dependiendo de la forma que le des a los cimientos de un edificio va a ser la firmeza que tenga este.
Es increíble como esta cambiando mi cabeza. Desde hace un tiempo es increíble como cambio mi forma de sentir. Lo que antes tanto me costaba ahora ya es natural y espontaneo. Y eso, lo natural  y espontaneo, en las personas no es común y sin embargo, cuando sucede, atrae. Atrae mucho. 

Lo sencillo, un primer trazo, aunque sea tembloroso, cargado del sentimiento del momento, no se olvidará así sin más. La sonrisa con timidez o la carcajada que avergüenza. El pudor. La alegría espontanea. La felicidad, La plenitud. El disfrute. Esas cosas que no cambian, que permanecen.

No me gusta para nada alicia en el país de las maravillas, me aburre demasiado. Lo único que rescato es el dialogo entre ella y el conejo blanco.
“Alicia: ¿Cuánto tiempo es para siempre? 
Conejo blanco: A veces, sólo un segundo.”.
Ese conejo tan loco pero tirando la posta en una simple frase. A veces, por no decir siempre, lo que nos hace bien dura solo un segundo. Es solo un pequeño momento o un insignificante detalle. Algo imperceptible. Tan imperceptible que si no prestamos la atención necesaria, tan solo pasa. Pasa fugazmente sin que nos modifique, sin hacernos bien. Porque, eso que nos hace bien, son tan solo pequeñas caricias al alma que nos hacen seguir (que me hacen seguir). Las cosas simples es lo que garpa. 

Eso grande puede ser tan solo un detalle delicado que se ha quedado, que se nos ha quedado. Esa plenitud, ese disfrute, tan solo puede ser un segundo que convertimos en eternidad.
El hecho de poder disfrutar eso simple sin enredarse. De convertir eso pequeño en algo gigate. De todo eso y mas. Eso es lo que tenemos (tengo) que dejar que nazco, o renazca, de donde este escondido.


viernes, 18 de agosto de 2017

Con Ganas

Con ganas de recuperar las riendas de mi vida.
Aprendí que de eso se trata, aprendí a estar bien.

No es el momento de escribir sobre lo vivido, sino del afrontar el ahora con toda la fortaleza que me sea posible. 
Hay decisiones que para bien o para mal cambian nuestra vida, pero es mucho peor no tomar decisiones precisamente por miedo a que nos cambien la vida. 
No ha sido nada fácil dejar atrás todo lo que, por mucho tiempo, fue lo único que tenia enfrente. Ahora hay solo un sueño incumplido, al cual me permito ir en busca, por mas de que tan solo pueda ser un intento fallido de encontrar la felicidad.
Quise buscar mi mitad sin ser consciente de que soy un todo. Ese fue mi gran error, creer o pensar, que no podía estar solo, que necesitaba a alguien que me sostuviera. Sentirme incapaz de afrontar mi vida como un ser individual. Estar perdido por no darme mi tiempo para encontrarme.
Ahora he aprendido que ningún rompecabezas estará completo si le falta una sola pieza. 
Que no debo poner en manos de nadie mi propia felicidad. Que no se gana ninguna batalla si te rindes sin luchar. Que el miedo paraliza pero la valentía da alas. Que la vida no es sencilla pero tampoco hay que complicarla.
He aprendido que mis metas sólo yo las puedo alcanzar.
Que de los problemas no se huye, porque al final siempre te alcanzan. 
Estoy en proceso de recuperación emocional. Sin dramatismos, sin lágrimas, sin noches en vela. Tranquilo y sosegado. 
Ahora necesito estar solo, sin nadie que me distraiga. Sin nadie que  mitigue el dolor que, por momentos, se instala en mi alma. Solo, sin sentir la necesidad de estar acompañado. Solo, completamente solo, porque por fin aprendí que la soledad no mata. Solo sin dejarme solo.


Ahora entendí que para recuperarme necesito aprender a vivir mi soledad en cuerpo y alma. Vivir, tengo que seguir viviendo al máximo.
Tengo el corazón cocido y el alma sanada, pero seguiré descosiendo recuerdos e hilvanando palabras.
Aprendí que de eso se trata, de vivir. Aprendí a estar bien.

viernes, 16 de junio de 2017

Llega.


No se por donde empezar.  
No sé en qué momento empecé a adorar el blanco y negro. No sé cuándo murió el miedoso y nació el kamikaze que se lanza a materializar sus sueños sin pensar si fracasará o si todo se quedará en un intento, en una prueba o en un simple error. Si se que es comienza recién ahora. Se que recién comience a sentirme liberado el jueves 15 de julio. 
No sé cuándo decidí dejar de escribir a algo roto, a algo caduco, a algo sin sentido. No sé cuál fue el momento exacto en que lo entero le ganó la partida a lo vacío. No recuerdo qué hizo clic o qué no, qué sobró o qué faltó, qué provocó que las ganas de sol pudieran con tantos días de lluvia. Supongo que algunos lo llaman valor. Yo creo que prefiero llamarlo amor propio. 
Y el caso es que ya no me acuerdo. Ya no me acuerdo de lo tenso, de lo difícil, de las contracturas de corazón de tanto latir a destiempo. Todo eso no sé donde yace. Tal vez lo encuentren de aquí a mil años cuando alguien con casco y linterna excave en busca de nuestros huesos, cuando hallen los restos de los putos momentos, cuando hallen los miedos que nos hacían sufrir. Tal vez. O puede que no. Puede que no se trate de un yacimiento arqueológico, sino de otra cosa. Puede que haya un lugar al que van las historias que murieron, así como un cementerio de corazones con muletas, con cicatrices de las balas que impactaron en su corteza, con la voz enganchada al pasado y la mirada puesta en ninguna parte. Tal vez exista ese lugar, pero será mejor no saberlo, será mejor hacer como que esas cosas no pasan, como el que gira la cara a la muerte o a la miseria. 
Alivio? no se.  
Aun así, sea como sea, ya no me preocupa donde queda ese fragmento de dolor, ese sangrado puntual, ese golpe seco que hizo enmudecer. Solo sé que ya no está. Y con eso, basta 
.Solo sé que el pasado queda donde ha de quedar y que guarda consigo a quienes han de permanecer ausentes, fuera de linea, sin batería. Solo sé que todo lo que pasa es porque tiene que pasar. Que el universo es sabio, tan sabio que nunca te pone en la vida nada que no puedas soportar. Eso me enseño mi mejor amiga.  
Ya no sé dónde queda la ansiedad, el no saber, el querer pegar los pies al tiempo y el corazón a la incertidumbre del no saber. En lo imposible o posible. Ya no sé dónde queda el lugar para resguardarme y llorar solo, el pañuelo en la mesita, el libro de llorar. Ya no sé. Ya no me acuerdo. La memoria sabe trabajar bien cuando es necesaria, pero cumple muy bien en eso de desaparecer cuando ya no hace falta. Al final solo quedan flashes, fotos, trozos de sonrisas o llantos de dolor, recortes de las noticias de ayer. El resto acaba en la basura, en la papelera de reciclaje, en el vertedero emocional de quien decide vaciar y nunca más recuperar. 
Qué cosas. Hasta lo inimaginable llega. Pero claro, llega cuando llega. Como todo. El principal problema es que lo queremos todo ya. Y no. Solo es cuestión de esperar. 
El alivio y la tranquilidad volvieron a ser sentimientos que me abitan, que deje que me abiten en el cuerpo y en el alma. Ojo no quiere decir que el dolor no siga estando presente. 
El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional. Otra frase que me enseño mi mejor amiga ( es una piba, que a su manera, es muy sabia. Gracias por ser amiga bombón) 
Falta poco.

domingo, 14 de mayo de 2017

Seguramente no sepa

Seguramente te diga que no me pasa nada. Y puede que sea verdad. Seguramente gire la cara, desvíe la mirada esperando que no traspases lo que queda de línea entre lo que crees que ves y lo que yo quiero enseñar. Seguramente, mientras te diga que no, esté pensando que sí. Que sí que hay algo que me atosiga, que me inquieta y me perturba, o parecido, vamos. Seguramente hable con monosílabos, hable entre dientes, escupa las palabras con ese tono amable fingido. Y puede que sea verdad cuando te diga que no hay ningún problema. Pero seguramente no. Seguramente, todos esos “no me pasa nada” vayan a parar a algún lugar extraño, la ciudad de los “no me cierra”, los “no es para tanto” o los “no se”. La ciudad de los “sé que sabes que sí me pasa algo, pero lo negaré hasta que reviente o me ponga a llorar, una de dos. Sea como sea, trataré de no hacerlo”.
Seguramente ponga la música alta para no escuchar las voces que me gritan libres por la cabeza. Me dijeron que era un método infalible tapar el ruido con más ruido. Pero solo tal vez. La cuestión es que, llegados a este punto, ya no me quedan más palabras que las que realmente se sienten de verdad. Pero, ojo, seguramente no sea para tanto. Puede que, en el peor de los casos, sea para más

Seguramente no sabes que el quién es siempre lo de más. Que las circunstancias van, vienen, vuelan, se detienen. Pero cuando topas con un quién de los que no quedan muchos por ahí…  todo se rompe. Un quién de esos es como un muro contra el que no puedes evitar chocar. Te atrapa. Te atrae. Te lleva por caminos raros, sin linternas, sin mapas, sin agua, sin comida. Y seguramente la respuesta sea "no se"
Eso tengo yo. Y seguramente, aunque crean que nos (me) conocen, en realidad no tengan ni idea. Los soñadores/fantasiosos, tenemos tanto mundo absurdo interior, que nunca llegamos a conocernos ni a nosotros mismos. Pero claro, tal vez alguien. Pero claro. Nunca se sabe quién puede tener la llave. Pero claro, seguro no sepa que me pasa.
Pero seguro que nunca entienda el porque de lo que me pasa muchas veces..

miércoles, 26 de abril de 2017

Equilibrio

La costumbre es un arma letal, lo que se vuelve costumbre se muere.

Acostumbrarse a algo/alguien es algo que me pasa muy seguido en mi vida.
Soy tan intenso que consumo todo tan rápido.  Como un jean que es arrastrado al caminar o una tiza que es utilizada todos los días en un aula, yo desgasto mis relaciones. Desgasto mis acciones y pasiones. Abarca todo aspecto de mi vida.  Consumó todo tan rápido.
Tengo la costumbre de encarar todo lo que hago desde el principio con mucha pasión. Tanta pasión que se extingue por si sola.
Y como después de un asado  con amigos en la parrilla quedan sólo brasas en mi no queda nada, me empieza a aburrir de tal manera que me dan ganas de salir corriendo, me empieza a aburrir aquello que tanta pasión y ganas de vivir me daban.

Creo que la vida es como un péndulo en la cual hay que mantener el equilibro en todo lo que hagamos para que este péndulo no se caiga. Y me esta costando encontrar un equilibro entre esta intensidad que manejo y el contrapunto de un total desgano. 

jueves, 30 de marzo de 2017

Contracorriente

Quizás deberías dejar de planear todo ahora. Dejar un poco el volante sin conductor… A veces, por más que intentemos y hagamos lo mejor posible simplemente algo, no sale. Y sin embargo cuando dejamos el timón solo, acabamos donde más queríamos. Luchar por lo que importa está bien, pero luchar por lo que no, sólo es una pérdida de tiempo, una gran pérdida de tiempo. Gastar muchas fuerzas en eso, en tratar de que todo salga tal y como esperamos, pero a veces por más que hagas, tu destino es otro. No te agobies ni te preocupes más de la cuenta ahora. Déjate llevar y no escribas finales para todo, porque los finales acaban dando un giro y no terminan como creías. No puedes saberlo todo, ni tampoco controlarlo, y cuando lo entiendas quizás llegue la paz que tanto necesitas ahora mismo. No trates de apresurar nada porque cuando sea el momento va a suceder…
Ahora trata de tomarte la vida como viene, haciendo lo posible por mejorarla pero no luchando a contracorriente y gastando más fuerzas de la cuenta en algo que no va, al menos que no va por ahora.

martes, 28 de marzo de 2017





No estaría entendiendo muy bien la definición de intenso. Se asemeja al pesado? En mi caso creo que si.



Intenso como el fuego que quema? intenso como el fuego que acobija y da calor?

jueves, 16 de marzo de 2017

Hey, pequeño.

Hey pequeño, soy yo, el de siempre.
Te escribo, por más que no puedas leerlo, para disculparme.
No sabes cuanto me arrepiento de descuidarte, de hacerte un lío, de ponértela siempre tan difícil. De siempre ponerte un problema, un obstáculo... De siempre frenarte de golpe. Una vez que te acostumbras a eso, dejas de darle importancia, empezas a creer que eso está bien y que lo tenés que sobrellevar y ese fue mi mayor error.
Te escribo con la intención de que perdones mis despistes, mis tonterías y mis desganas. Los momentos en los cuales quise dejar de vivir y abandonar todos esos sueños que de chico prometimos cumplir. Realmente es cierto, no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, y el echo de ver que te pierdo, me mata.
Disculpa mis miedos, mis inseguridades y mis celos, es algo que estoy aprendiendo a sobrellevar. Se que esta mochila no la tenés que cargar vos. Hoy la dejó acá.
Disculpa mis subidas y mis bajadas, últimamente ni yo me entiendo o estoy empezando a hacerlo, no se. Quiero que sepas que moriría por vos y volvería para contarlo. Que no bajaria de este tren sin que me acompañes y que nunca soltaré tu mano. Quiero que sepas que el hecho de crecer y sumergirme en este enquilombado mundo no significa que tenga que dejar de vivir con vos, mi pequeño yo.

miércoles, 22 de febrero de 2017

Uno.

Sé que no hay monstruos en el armario, ni que  los reyes magos te visitan de noche, que el hombre gordo de barba blanca con traje rojo y trineo que vuela ni siquiera se acerca a la realidad. Que los malos no son tan malos, y los buenos no son tan buenos. Créeme, he aprendido que los conciertos están para dejarse los pies y la voz. Que los besos a escondidas saben mejor. Que un baño de agua fría a veces cae tan bien como uno de agua caliente, que a veces esta bien dormirse a las 22pm y levantarse a las 6am.  Que el mundo está plagado de personas agradables y, a la vez, de personas que no merecen ser llamadas personas. Aprendi que los te quiero acompañados de una taza de cafe son mejor que los te amo acompañados de una botella de vodka. Ahora sé que no hay medias para el pie izquierdo, ni para el pie derecho y que estas se pierden con total facilidad. 
Aprendi, de mala manera, que ese fernet de mas no siempre es lo mejor.  Que una noche de alcohol no siempre es una buena eleccion, teniendo en cuenta las mañanas con dolor de caveza, y que el pintalabios rojo no se borra de las camisas blancas. 
Entendí que no siempre hay que jugarcela por esa persona que te gusta, si no que a veces hay que entender que no se puede. 
Me costó mucho comprender que no sirve de nada culparce en la vida y que el sufrir de uno es de uno y precisamente por eso uno decide hasta cuándo sufrir..

domingo, 5 de febrero de 2017

Me gusta que me guste

Me gusta decir me gusta.
Me gusta caminar con las manos en los bolsillos. Aunque éstos se deformen por ser chicos. Me gustan los pantalones. Me gustan las zapatillas y zapatos y los pañuelos al cuello. Los abrigos largos y los cortos. 
Me gusta caminar con los ojos cerrados “viendo” a la gente con el resto de los sentidos. Me gusta pasar la mano por la fría barandilla mojada después de una mañana de lluvia. Me gustan las mañanas de lluvia. Me gusta el sonido de la cafetera y el olor a café recién hecho, me gusta el café. Me gustan las manos entrelazadas  y los ojos entrecerrados en la sonrisa. Me gusta la luz que se mete por debajo de la puerta cerrada, por la mañana cuando todos duermen. Me gusta caminar descalzo y sentir los cambios de temperatura cuando entro a habitaciones diferentes. Me gustan las pecas. Y el pelo colorado. Y el rubio. Y el castaño. Me gusta quedarme en silencio con alguien y que no sea incómodo. Me gusta ella. Me gusta mirar el mar y contar los segundos antes de que la espuma blanca de las olas llegue al punto más alejado de la orilla. Me gusta pasear de cara al viento y luego tocarme la nariz y sentirla fría. Me gusta el chocolate. Me gusta sentir la respiración suave de alguien apoyado en mi hombro. Me gusta el cosquilleo que produce que me susurren al oído. Me gusta que me abracen pero sobre todo me gusta abrazar. Me gusta que me cuenten secretos. Me gustan las tardes sin nada que hacer. Me gusta dormir hasta tarde pero también me gusta aprovechar la mañana. Me gusta usar traje y corbata. Me gusta ver a las mujeres en piyama, despeinadas y sin maquillaje.
Me gusta leer y mas me gusta la sensación de felicidad y tristeza que me genera terminar un libro.
Me gusta escribir, y, a pesar de que me de vergüenza, me gusta ser leído.
Me gusta el teatro.Me gusta reírme hasta que me duele la parte baja del estómago. Me gustan los perros que responden mirándote cuando los llamas por su nombre. Me gusta besar con los ojos cerrados. Me gusta besar en secreto. Me gusta besar lo prohibido. Me gusta besar. Me gusta encontrar cosas que significaron algo y que hacía tiempo que no veía, como también me gusta oír canciones cosidas a recuerdos que hacía tiempo que no tenia. Me gusta ver la televisión sin volumen,con música de fondo. 
Me gusta tener sexo, y me gusta mucho mas hacer el amor. Me gustan los besos que te comen la boca. Me gustan los besos que apenas te acarician los labios.
Me gusta tratar de desnudar a la gente, no de cuerpo sino que de alma, para así de esta manera poder ver sus miedos e inseguridades.
Me gusta ver a la gente sonreír y preguntarme el por que de esa sonrisa. Me gusta generar sonrisas. Me gusta sonreír.
Pero sin duda, lo que no me gusta, es que me gusten tantas cosas sencillas y que me ocurran tan a menudo y sin embargo pasarlas por alto.