miércoles, 22 de febrero de 2017

Uno.

Sé que no hay monstruos en el armario, ni que  los reyes magos te visitan de noche, que el hombre gordo de barba blanca con traje rojo y trineo que vuela ni siquiera se acerca a la realidad. Que los malos no son tan malos, y los buenos no son tan buenos. Créeme, he aprendido que los conciertos están para dejarse los pies y la voz. Que los besos a escondidas saben mejor. Que un baño de agua fría a veces cae tan bien como uno de agua caliente, que a veces esta bien dormirse a las 22pm y levantarse a las 6am.  Que el mundo está plagado de personas agradables y, a la vez, de personas que no merecen ser llamadas personas. Aprendi que los te quiero acompañados de una taza de cafe son mejor que los te amo acompañados de una botella de vodka. Ahora sé que no hay medias para el pie izquierdo, ni para el pie derecho y que estas se pierden con total facilidad. 
Aprendi, de mala manera, que ese fernet de mas no siempre es lo mejor.  Que una noche de alcohol no siempre es una buena eleccion, teniendo en cuenta las mañanas con dolor de caveza, y que el pintalabios rojo no se borra de las camisas blancas. 
Entendí que no siempre hay que jugarcela por esa persona que te gusta, si no que a veces hay que entender que no se puede. 
Me costó mucho comprender que no sirve de nada culparce en la vida y que el sufrir de uno es de uno y precisamente por eso uno decide hasta cuándo sufrir..

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