miércoles, 15 de noviembre de 2017

Me arrepiento pero me gustas por mas que no quiera.

Anoche quise decirte algunas cosas pero no pude. Siempre es difícil decir lo que pienso o siento cuando te tengo cerca. Por eso elijo la mentira o el disimulo, para esconderme. Porque aunque no lo parezca, con vos callo muchas cosas.
Esto podría explicar muy bien por qué estás leyendo esto mediante una pantalla en vez de estar escuchándolo desde mi boca. ¿Cómo es que estoy tan seguro de que lo vas a leer? Porque si, lo vas a leer. O en su defecto voy a hacer que llegues a leerlo.
Ya me conoces, ¿no?
Para mí es más fácil expresarme por acá que tener que hacerlo frente a tu mirada que tan linda es. 
Y la verdad es que no quiero que me gustes. Nunca lo quise. No quiero que me parezcas hermosa cuando estas sonriendo, incluso cuando no.
No quiero estar en esta situación donde todo lo que hagas me parezca perfecto. No lo quiero.
"Ilusionarme" cada vez que veo que me das un poquito de espacio es algo que no deseo porque cansa (y duele). Aguantarme las ganas de darte un beso cuando te veo. Poner esa sonrisa tonta cuando me hablas. Pelear por lo intenso que somos. POR SER INTENSO con vos.

Sé que soy frágil y me rompen con facilidad, y con vos, no quiero eso. Me podes llegar romper. Ojo, no con intención de hacerlo pero si por como sos. Tu personalidad es muy arrolladora. Muy vos.

No quiero estar en el limbo de tu incertidumbre. En el si. En el no. En el no sé.
Un día decís A y al siguiente, dependiendo las circunstancias y tu estado de animo decís B. o C. o D. Ya ni eso tengo claro.
Acomodarme a tus dudas, el tener que adaptarme y moldearme a lo que sientas en cada momento. No quiero.
No quiero presionarte, pero me sale así. No quiero que al leer esto te alejes y apartes ni alejarme y apartarme. Va a doler.

No quiero que me gustes, pero me gustas.
Aunque me la de contra una pared y me tengan que juntar en pedacitos, me gustas.
Compartir cada mínimo momento con vos me alegra. Hacerme el tonto y mirarte de reojo para ver si me prestas atención, y cuando lo haces, mirar para otro lado como si tuviera 15 años.
Ponerme incómodo en los silencios que dicen. Disfrutar de esos silencios que dicen todo eso que yo no me animo a pronunciar.
Me gustas, te veo en crisis y me gustas mas. Me gustas  porque en ese estado te dejas ver tal cual sos. Me gusta que me provoques cosas, que hagas que sea una ensalada de emociones.
Me gusta verte sonreír, porque te queda mas lindo.

Me gustas pero me arrepiento que me gustes.
 Me arrepiento de no haberme dado cuenta antes que mejor no. De no haberlo aceptado, por que para ser franco, ya lo sabia. Me arrepiento de cada vez que me la di contra la pared y tuvieron que juntarme a pedacitos. Me arrepiento de haber dejado que seas egoísta conmigo ( y te lo vuelvo a decir, no con intención por que no sos así, no lo harías). De no haberte mandado a la mierda y destrozarte a palabras en el momento que puede hacerlo, no te lo merecías.
Nunca tuviste en claro nada de lo que pensabas (de lo que sentías). Tu accionar siempre fue confuso. Nunca claro. Me arrepiento de haber sido tu confusión.
Me arrepiento pero me gustas por mas que no quiera.
Hoy prefiero dejar todo acá, por los dos. Por mi.




lunes, 13 de noviembre de 2017




No insistas. 
No fuerces nada. 
No pienses que fallaste porque las cosas no llegan en los tiempos que vos deseas.
Espera, que si te lo mereces, todo aquello que deseas llega.

lunes, 6 de noviembre de 2017

Crecí.

Lo decidiste de un día para otro. Así, calladito, como solías hacer todo. Pasando desapercibido. Incluso hasta para mí. Todo de manera unilateral. Nada de salir por la puerta de delante. Nada de hacer las cosas medianamente bien. Decidiste huir, cual cobarde, por la puerta de atrás. Por qué se supone que uno es siempre el último en enterarse de lo que pasa. Y te fuiste así, calladito. Nada que ver con cómo entraste en mi vida. Poniendo todo patas arriba. Desordenándolo todo en mi ya desordenado universo. Y el caos. Y otra vez caos. Ese caos se fue con vos. Se ha ido por la puerta de atrás, sin hacer ruido y con excusas de por medio. Las excusas, y probablemente la conciencia, que pesa sobre como una losa de mil toneladas. De ahí que lo hicieras con la cabeza gacha.
No te creo nada. 
Perdona que sea tan directo, pero es que es así. Dicen que la verdad duele. Que a veces la verdad se clava como un puñal en el corazón. Y en el alma. Antes me preguntaba quién o que (te) detonó la bomba. Pero bien, ahora solo pienso en reconstruir todo lo dañado. Y no sé, ya no sé qué hizo que todo en mi explotara. Que quisiera escapar, que cambiara de repente. Volatilidad de sentimientos. Permíteme decirte que no, que no soy tan tonto como creíste. Por qué. Por qué. Por qué. Cuántas veces me hice la misma pregunta. Cuántas veces me rompí la cabeza buscando un por qué a este rompecabezas que creo que nunca va a encontrar la ficha que falta. Y no porque no lo haya intentado. Sí, pero no. Sí. No. Sí. No. Sí. No.
No lo entiendo. Y sigo sin entender, a pesar de haberlo intentado. A veces te odio, a veces quisiera gritarte a la cara el daño que me has hecho. Que todo este tiempo me he sentido defraudado y decepcionado por saber que deje que  me invadieras. Lo imbécil que me siento por ser el último en enterarme. Me encantaría gritarte a la cara que ahora puedo ser fuerte. Que soy fuerte. Que  no todo lo que ves es pura fachada, que a veces estoy jodido por dentro, pero que son mas las veces que no. Que te has llevado un pedazo de mi alma y medio de mi ser, y que  corría por mis venas como si fuera una droga de las buenas.
Me cambiaron de la peor de las maneras.
¿Saben qué?  Seguramente pasarán días, semanas, meses o incluso años. Y un día, sin saber por qué, quizá me los vuelva a cruzar un día cualquiera, y vuelva a caer. Pero no va a importar porque aprendí a como tener que sobrellevarlos. Porque aprendí a como tratar con el miedo, la culpa y el dolor.
Crecí.