jueves, 6 de junio de 2019

El primer paso

Todo empieza cuando te das cuenta de que quisieras besarla.
No importan las dudas ni los impedimentos: ya esta, te diste cuenta y no hay vuelta atrás. El deseo beso nace asi, como de la nada. Nace y echa raíces.
El impulso de nuestros instintos motivados por nuestras hormonas y sumados a la imaginación potencial de cada uno intensifican las ganas.

Estas persisten, se concentran entre los vaivenes de "la beso o no la beso". Ahí es cuando pierdes por completo el hilo de la conversación y la sigues casi por inercia. Focalizas toda tu atención en sus labios. Es el momento en el que tu mirada juega partida doble en dos direcciones: la primera, su boca. La segunda, sus ojos. Necesitas ir coincidiendo con ella para saber si tus labios roban parte de su mirada. Y es que, como alguien alguna vez dijo: "El primer beso no se da con la boca, sino con los ojos". Necesitas saber si, aunque solo por un segundo, ella también te los ha mirado y se le ha cruzado el deseo de besarte. Necesitas saber hasta que punto están dispuestos a arriesgar todo aquello que les impide besarse.

Reprimes y aguantas las gana. Intentas que ni siquiera se te cruze por la cabeza pero igual cierras los ojos y te abandonasa ese ansiado contacto. Lo hacas aun sin saber si ganas o pierdes, si el beso es adecuado o no. Necesitas pasar por so para que tu cabeza pueda pensar en el después.