jueves, 26 de octubre de 2017

Y un algún día...




Y algún día nos cruzaremos en un bar o en el micro. Fingiremos no reconocernos o no vernos, nos apartaremos rápidamente. Sentiremos vergüenza por lo que ha sido de «lo nuestro», por no haber tenido el valor necesario en el momento correcto, por lo que ha quedado. Nada. Dos extraños con un ficticio pasado común, por el que tanto tiempo y con tanto descaro se habían dejado engañar.

Poner nuestra mejor cara de andar preocupados por el parcial que se nos acerca. Por pagar el alquiler para que no nos desalojen o algo tan simple como el hecho de saber que vamos a comer esa noche. Pondremos nuestra mejor cara de algo como escudo que nos proteja. Nos proteja de ese cruce de miradas incomodo y miedoso.

domingo, 1 de octubre de 2017

Las paqueñas caricias al alma son las que nos hacen seguir.

“En tiempos de destrucción, crea algo…” Maxine Hong Kingston
Algo que tienen los chinos es que siempre tiran frases como estas. Por lo generar las paso por alto, salvo que me caigan justo.

Creo que a cada instante estamos creando, no solo en tiempos de destrucción. La vida la construye uno. El sentido y ritmo que toma esta lo construye uno y en eso estaba fallando.

Algo que descubrí es que me puedo enredar tanto a la hora de vivir. El hecho de disfrutar lo simple siempre terminaba en algo complejo y enredado por causa de las formas en que construía. Dependiendo de la forma que le des a los cimientos de un edificio va a ser la firmeza que tenga este.
Es increíble como esta cambiando mi cabeza. Desde hace un tiempo es increíble como cambio mi forma de sentir. Lo que antes tanto me costaba ahora ya es natural y espontaneo. Y eso, lo natural  y espontaneo, en las personas no es común y sin embargo, cuando sucede, atrae. Atrae mucho. 

Lo sencillo, un primer trazo, aunque sea tembloroso, cargado del sentimiento del momento, no se olvidará así sin más. La sonrisa con timidez o la carcajada que avergüenza. El pudor. La alegría espontanea. La felicidad, La plenitud. El disfrute. Esas cosas que no cambian, que permanecen.

No me gusta para nada alicia en el país de las maravillas, me aburre demasiado. Lo único que rescato es el dialogo entre ella y el conejo blanco.
“Alicia: ¿Cuánto tiempo es para siempre? 
Conejo blanco: A veces, sólo un segundo.”.
Ese conejo tan loco pero tirando la posta en una simple frase. A veces, por no decir siempre, lo que nos hace bien dura solo un segundo. Es solo un pequeño momento o un insignificante detalle. Algo imperceptible. Tan imperceptible que si no prestamos la atención necesaria, tan solo pasa. Pasa fugazmente sin que nos modifique, sin hacernos bien. Porque, eso que nos hace bien, son tan solo pequeñas caricias al alma que nos hacen seguir (que me hacen seguir). Las cosas simples es lo que garpa. 

Eso grande puede ser tan solo un detalle delicado que se ha quedado, que se nos ha quedado. Esa plenitud, ese disfrute, tan solo puede ser un segundo que convertimos en eternidad.
El hecho de poder disfrutar eso simple sin enredarse. De convertir eso pequeño en algo gigate. De todo eso y mas. Eso es lo que tenemos (tengo) que dejar que nazco, o renazca, de donde este escondido.